Despedidas de Margot: mi humilde visión de New Order
No os penséis que no me pierdo ni una fiesta. Degraciadamente sí.
El "hasta luego Lucas" de Confesiones de Margot fue todo un éxito de público y de arte.
Impensable el concepto sonoro promovido por los chicos de Margot y permitido por los patriarcas del Mar de Dios, cada vez más lanzados a nuestas atrevidas perversiones. Otras salas zaragozanas se llevarían las manos a la cabeza sólo con plantearse semejante fiesta. Pero no hay nada que la buena voluntad y un poco de inspiración divina no pueda realizar.
No os cuento nada de la fiesta por que si no fuísteis, no merecéis existir. Y por que yo mismo no estuve y ya os informarán las distintas crónicas de sociedad maña. Pero por si sois de los muchos que se quedaron sin revista, aqui va mi artículo sobre NEW ODER, dentro del especial "Proyectos paralelos". Ah, y si sois de los afortunados que conseguísteis un ejemplar, volvedlo a leer, porque esta es la versión corregida y ampliada (vamos, la que iba en el DVD)
EN LA DIVISION ESTA LA ALEGRIA
Los proyectos paralelos de New Order
Por Santi Rex (Ilustraciones María Bastarós; fotografías José Vizcaíno)
NEW ORDER ya nacieron como un grupo paralelo de sí mismos. Pocos grupos, que yo recuerde, superan con éxito y con la cabeza bien alta, la muerte o abandono de su cantante. AC/DC siguieron cosechando éxito tras éxito como si no hubiese pasado nada tras la muerte de Bon Scott, pero Queen, por ejemplo, agonizan musicalmente perdidos entre esperpénticos intentos que nos hacen añorar incluso a ese dechado de excesos que fue Freddy Mercury. Mientras, otros grupos hacen intentos parecidos de hacernos creer que otro cantante puede sacarles las castañas del fuego. No cuajó que Dana International ocupase el puesto dejado tras la deserción de la Spice Oscense en el combo Spice Girls, seguramente, porque no confiaba mucho en estos apaños de última hora. Tampoco sigo sin fiarme yo, por ejemplo, de ese engendro llamado The Doors, con Ian Astbury como cantante, por mucho que me gusten unos y otro. No es lo mismo.
Sin embargo New Order supieron continuar, tras la muerte de Ian Curtis, hace ya 25 años de na, el camino que les llevaba a evolucionar desde sus primeras demos como Warsaw y su puesta de largo como JOY DIVISION a la aplastante batidora de estilos y fábrica de éxitos en que se convirtió New Order.
Sin embargo la historia musical de estos chicos de Manchester no termina aquí. Si bien es cierto que los estilos de los grupos paralelos surgidos alrededor de New Order como concepto de factoría, o de grupo madre, no se alejan mucho de la marca de la casa, sí tienen un gran interés para los amantes del pop actual y para los que miramos demasiadas veces hacia décadas pasadas buscando referencias que ahora echamos de menos.
Ellos fueron creciendo en fama y madurez con los 80s, hasta llegar a su obra clave –la mejor para casi todos sus seguidores- Technique, de 1989, que sin embargo, hacía más evidentes que nunca las diferencias entre los estilos que siempre han pugnado por adueñarse, sin conseguirlo, del sonido del grupo: el pop guitarrero con regustillo hooligan y el tecnopop más bailongo, que alcanza aquí los momentos más descarados de su carrera, lanzándose de lleno al estilo imperante esos años, el hoy denostado, injustamente olvidado y necesitado ya de una revisión que le haga justicia, Acid House.
A partir de aquí los caminos de los miembros del grupo comenzaron a retorcerse, cruzarse, paralelizarse e incluso enfrentarse y surgió REVENGE, el primer proyecto importante surgido de la factoría N.O. bajo la dirección absoluta de Peter Hook. Si sus primeros maxis, el sorprendente 7 Reasons / Jesus… I love you, apuntaban a un sonido más oscuro que Technique, retrocediendo quizá a su época siniestroide de Joy Division, el album One true passion, de 1990, era N.O. 100%: una de cal y otra de arena. Temas muy cercanos al house y al dance pop que arrasaba en Manchester (y aquí: anda que no hemos pinchado en La Estación del Silencio por ejemplo este disco entre los de Happy Mondays o Soup Dragons) y temas de corte más oscuro revueltos con el habitual sello de la casa.
Y la respuesta luminosa al oscuro batiburrillo de regusto sadomaso (las portadas se llenaron de repente de niñas en poses y actitudes más que morbosas) vino con ELECTRONIC y su flamante primer disco. Bernard Sumner, de la mano del añorado guitarrista de Smiths, Johnny Marr y con la colaboración impecable de los Pet Shop Boys, facturó un disco brillante, que sin embargo, seguía la estela cercana al house con la que N.O. tontearon en Technique; pero eso sí, de una manera más fina y elegante, no como el cochinote de Peter Hook que había bajado a los submundos del Madchester y se había perdido por algún rincón húmedo y oscuro.
De hecho el experimento Revenge no dio para más y cuando su manager tocó diana, los buenos chicos, que en el fondo lo son, de N.O. volvieron al redil y facturaron en 1993 otro disco impresionante: Republic.
Pero, ¿y que había sido de las otras dos mosquitas muertas que completaban el cuarteto de sus años dorados? Gillian Gilbert, la chica, y Stephen Morris, viejo compañero desde sus comienzos, mientras sus colegas se peleaban por las pistas de baile y saneaban las arcas de su compañía de discos, en un alarde de sofisticadísima inteligencia y puro humor british, montaron THE OTHER TWO, o lo que es lo mismo, un grupo con los otros dos que quedaban de New Order sin salirse de madre, y grabaron, también en 1993, The Other Two & you, toda una joyita.
A estas alturas, los fans del grupo estábamos un poco desesperados, porque la desaparición de N.O. parecía irreversible. Por un lado, no perdíamos un hijo, sino que ganábamos tres. Pero por otro, ninguno de los proyectos era lo suficientemente bueno como para hacernos olvidar quiénes somos, de dónde venimos y a dónde vamos. Y eso que el maxi de presentación de The Other Two, Selfish, es una de las mejores piezas del repertorio danzarín de N.O. & co.
Pero Republic despejó todas las dudas: los chicos volvían a grabar juntos y a hacer discos increíbles pese a sus devaneos y sus coqueteos con otros músicos. O quizá gracias a estos devaneos N.O. ha seguido existiendo, nutriéndose de sangre fresca y nuevas influencias para continuar hoy en día haciéndonos mover el culo.
Ahora ya no nos asustamos cuando Peter Hook se saca de la manga MONACO, la continuación lógica de Revenge, suavizada por el tamiz del britpop y el rollo indie, y edita dos discos, Music for pleasure (él siempre tan viciosillo) de 1997 y Monaco, del 2000, consolidados trallazos de pop aguerrido aunque sin olvidar nunca su oscuro pasado de gogó de barrio. O cuando Bernard sigue con sus Electronic aprovechando los parones del grupo máter, jugando a ser un buen chico de manos limpias en su segundo disco Raise the Pleassure, de 1996 y en el ya más irregular Twisted Tenderness, de 1999. O los otros dos reintentan el éxito de sus compañeros con nuevo disco de The Other Two, también de 1999, Super Highways… Por no hablar de sus innumerables colaboraciones por separado con Primal Scream, Chemical Brothers, 808 State, Banderas, Stone Roses, etc etc.
Gillian, que aún estaba con ellos en Get Ready, del 2001, parece que ya se ha cansado de esta panda de colgados y se ha apeado de la banda en su último trabajo de 2005 Waiting for the Sirens call. Y no me extraña nada viendo su concierto del Primavera Sound de ese año: New Order pueden ser el mejor grupo del mundo, pero son un desastre. Son como tus vecinos del quinto. Ser artífices de muchas de las mejores canciones de los últimos 25 años, no deja para que sigan teniendo pinta de que su madre les va a dar una colleja cuando aparezcan por casa pasadísimos de birras todos los sábados que no hay concierto. Al fin y al cabo, y aunque hayan influido en muchísimos grupos posteriores a ellos e incluso en compañeros de barco como los Pet Shop Boys o los mismos Depeche Mode -que compusieron la canción más N.O. de la historia: Enjoy the Silence- no podemos olvidar que fueron el grupo que grabó el himno para los campeonatos de fútbol del 2002 con la selección de su país berreando detrás…
Lo dicho, unos hooligans de manos limpias y nariz colorada. Y un poco esquizofrénicos e hiperactivos.
P.D.: No os perdáis la peli 24 Hours Party People, centrada en el manager Anthony Wilson, ahora con cáncer, biopic del Manchester de los 80s, con todo su brillo y su esplendor, sus miserias, sus desengaños, sus subidas y bajadas…
P.D.2: Más info, pero en inglés, en http://www.neworderonline.com
Los proyectos paralelos de New Order
Por Santi Rex (Ilustraciones María Bastarós; fotografías José Vizcaíno)
NEW ORDER ya nacieron como un grupo paralelo de sí mismos. Pocos grupos, que yo recuerde, superan con éxito y con la cabeza bien alta, la muerte o abandono de su cantante. AC/DC siguieron cosechando éxito tras éxito como si no hubiese pasado nada tras la muerte de Bon Scott, pero Queen, por ejemplo, agonizan musicalmente perdidos entre esperpénticos intentos que nos hacen añorar incluso a ese dechado de excesos que fue Freddy Mercury. Mientras, otros grupos hacen intentos parecidos de hacernos creer que otro cantante puede sacarles las castañas del fuego. No cuajó que Dana International ocupase el puesto dejado tras la deserción de la Spice Oscense en el combo Spice Girls, seguramente, porque no confiaba mucho en estos apaños de última hora. Tampoco sigo sin fiarme yo, por ejemplo, de ese engendro llamado The Doors, con Ian Astbury como cantante, por mucho que me gusten unos y otro. No es lo mismo.
Sin embargo New Order supieron continuar, tras la muerte de Ian Curtis, hace ya 25 años de na, el camino que les llevaba a evolucionar desde sus primeras demos como Warsaw y su puesta de largo como JOY DIVISION a la aplastante batidora de estilos y fábrica de éxitos en que se convirtió New Order.
Sin embargo la historia musical de estos chicos de Manchester no termina aquí. Si bien es cierto que los estilos de los grupos paralelos surgidos alrededor de New Order como concepto de factoría, o de grupo madre, no se alejan mucho de la marca de la casa, sí tienen un gran interés para los amantes del pop actual y para los que miramos demasiadas veces hacia décadas pasadas buscando referencias que ahora echamos de menos.
Ellos fueron creciendo en fama y madurez con los 80s, hasta llegar a su obra clave –la mejor para casi todos sus seguidores- Technique, de 1989, que sin embargo, hacía más evidentes que nunca las diferencias entre los estilos que siempre han pugnado por adueñarse, sin conseguirlo, del sonido del grupo: el pop guitarrero con regustillo hooligan y el tecnopop más bailongo, que alcanza aquí los momentos más descarados de su carrera, lanzándose de lleno al estilo imperante esos años, el hoy denostado, injustamente olvidado y necesitado ya de una revisión que le haga justicia, Acid House.
A partir de aquí los caminos de los miembros del grupo comenzaron a retorcerse, cruzarse, paralelizarse e incluso enfrentarse y surgió REVENGE, el primer proyecto importante surgido de la factoría N.O. bajo la dirección absoluta de Peter Hook. Si sus primeros maxis, el sorprendente 7 Reasons / Jesus… I love you, apuntaban a un sonido más oscuro que Technique, retrocediendo quizá a su época siniestroide de Joy Division, el album One true passion, de 1990, era N.O. 100%: una de cal y otra de arena. Temas muy cercanos al house y al dance pop que arrasaba en Manchester (y aquí: anda que no hemos pinchado en La Estación del Silencio por ejemplo este disco entre los de Happy Mondays o Soup Dragons) y temas de corte más oscuro revueltos con el habitual sello de la casa.
Y la respuesta luminosa al oscuro batiburrillo de regusto sadomaso (las portadas se llenaron de repente de niñas en poses y actitudes más que morbosas) vino con ELECTRONIC y su flamante primer disco. Bernard Sumner, de la mano del añorado guitarrista de Smiths, Johnny Marr y con la colaboración impecable de los Pet Shop Boys, facturó un disco brillante, que sin embargo, seguía la estela cercana al house con la que N.O. tontearon en Technique; pero eso sí, de una manera más fina y elegante, no como el cochinote de Peter Hook que había bajado a los submundos del Madchester y se había perdido por algún rincón húmedo y oscuro.
De hecho el experimento Revenge no dio para más y cuando su manager tocó diana, los buenos chicos, que en el fondo lo son, de N.O. volvieron al redil y facturaron en 1993 otro disco impresionante: Republic.
Pero, ¿y que había sido de las otras dos mosquitas muertas que completaban el cuarteto de sus años dorados? Gillian Gilbert, la chica, y Stephen Morris, viejo compañero desde sus comienzos, mientras sus colegas se peleaban por las pistas de baile y saneaban las arcas de su compañía de discos, en un alarde de sofisticadísima inteligencia y puro humor british, montaron THE OTHER TWO, o lo que es lo mismo, un grupo con los otros dos que quedaban de New Order sin salirse de madre, y grabaron, también en 1993, The Other Two & you, toda una joyita.
A estas alturas, los fans del grupo estábamos un poco desesperados, porque la desaparición de N.O. parecía irreversible. Por un lado, no perdíamos un hijo, sino que ganábamos tres. Pero por otro, ninguno de los proyectos era lo suficientemente bueno como para hacernos olvidar quiénes somos, de dónde venimos y a dónde vamos. Y eso que el maxi de presentación de The Other Two, Selfish, es una de las mejores piezas del repertorio danzarín de N.O. & co.
Pero Republic despejó todas las dudas: los chicos volvían a grabar juntos y a hacer discos increíbles pese a sus devaneos y sus coqueteos con otros músicos. O quizá gracias a estos devaneos N.O. ha seguido existiendo, nutriéndose de sangre fresca y nuevas influencias para continuar hoy en día haciéndonos mover el culo.
Ahora ya no nos asustamos cuando Peter Hook se saca de la manga MONACO, la continuación lógica de Revenge, suavizada por el tamiz del britpop y el rollo indie, y edita dos discos, Music for pleasure (él siempre tan viciosillo) de 1997 y Monaco, del 2000, consolidados trallazos de pop aguerrido aunque sin olvidar nunca su oscuro pasado de gogó de barrio. O cuando Bernard sigue con sus Electronic aprovechando los parones del grupo máter, jugando a ser un buen chico de manos limpias en su segundo disco Raise the Pleassure, de 1996 y en el ya más irregular Twisted Tenderness, de 1999. O los otros dos reintentan el éxito de sus compañeros con nuevo disco de The Other Two, también de 1999, Super Highways… Por no hablar de sus innumerables colaboraciones por separado con Primal Scream, Chemical Brothers, 808 State, Banderas, Stone Roses, etc etc.
Gillian, que aún estaba con ellos en Get Ready, del 2001, parece que ya se ha cansado de esta panda de colgados y se ha apeado de la banda en su último trabajo de 2005 Waiting for the Sirens call. Y no me extraña nada viendo su concierto del Primavera Sound de ese año: New Order pueden ser el mejor grupo del mundo, pero son un desastre. Son como tus vecinos del quinto. Ser artífices de muchas de las mejores canciones de los últimos 25 años, no deja para que sigan teniendo pinta de que su madre les va a dar una colleja cuando aparezcan por casa pasadísimos de birras todos los sábados que no hay concierto. Al fin y al cabo, y aunque hayan influido en muchísimos grupos posteriores a ellos e incluso en compañeros de barco como los Pet Shop Boys o los mismos Depeche Mode -que compusieron la canción más N.O. de la historia: Enjoy the Silence- no podemos olvidar que fueron el grupo que grabó el himno para los campeonatos de fútbol del 2002 con la selección de su país berreando detrás…
Lo dicho, unos hooligans de manos limpias y nariz colorada. Y un poco esquizofrénicos e hiperactivos.
P.D.: No os perdáis la peli 24 Hours Party People, centrada en el manager Anthony Wilson, ahora con cáncer, biopic del Manchester de los 80s, con todo su brillo y su esplendor, sus miserias, sus desengaños, sus subidas y bajadas…
P.D.2: Más info, pero en inglés, en http://www.neworderonline.com
Repito: Margot ha muerto, Viva Margot!
3 Comments:
no aparecerás en los extras del pseudodocumental 24 hours party people, verdad?
Yo? No he visto los extras. La vi en video. Salgo? Jajajja. No creo. Será algún clon.
ni siquiera tiene extras... pero te imagino dando una clase maestra del tema... jiji
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