Diario de la Expo 4 y fin

Nos habíamos quedado viendo el Pabellón Puente y su estupenda exposición sobre el consumo y el derroche de agua, y salimos a la plaza de la Expo cuando comenzaba a atardecer. Yo con mi uniforme de verano: gafas de sol, camiseta y Fluvi-vaso en el bolsillo. Modelito repetido infinidad de veces los días que siguieron. Y aunque aun no había mucha gente (muchos nos arrepentimos de no haber aprovechado más esos primeros días antes del agobio de las colas y los mogollones) bajo los toldos y techados empecé a encontrarme con amigos y conocidos (otro bonito punto a favor de la Expo, que sirvió de "Paseo de la Independencia" para reencontrarse con muchos amigos, como pasaba en la Zaragoza de hace 15 años cuando raro era andar más de 500 metros sin encontrarte a nadie). Los primeros, los chicos de la productora 3 Lemon, muy guapos ellos con sus camisetas nuevas (exponsor forever: otra seña de a Expo donde todo el mundo se vendió lo mejor que pudo) y después un bonito trío: mis amigos Raul, Javier de Aragón Radio y Manolo de Cadena 100, que se iban a ver el espectáculo del Hombre Vertiente. Y pallá que me fui tras ellos, aunque no lo puede ver entero, hasta 3 meses después que fui con Nacho y nos encantó, porque tenía una entrevista con los Starkitchs Djs en el plató que Aragón Radio había montado en medio del Anfiteatro 43 (descubrimos los últimos días que efectivamente se llamaba así por el Licor). A la entrevista también llegué tarde, pero habían tenido problemas y aun estaban con el invitado anterior, el Comisario del Pabellón de México, país del día de la inauguración. La tarde se echaba encima y la brisilla que corría en las orillas del Ebro me trajo el track list de la prueba de sonido de Aleks Syntek, que abría esa noche los grandes conciertos de la Expo. Como nosotros, pagó el pato del primer día y fué de los que menos convocatoria tuvo. Duele el amor...

Después de la entrevista, a ver el final de DAB (la luz ya no me permitió ninguna foto decente) y a buscar el camerino entre los pasadizos subterráneos del recinto. Cuando llegué recordé demasiado tarde que no había baño... pero sí un precioso lavabo metálico. Y de allí con los demás a la prueba de sonido (foto de Nacho desenfocado sacando la lengua), donde llegó Sergio AKA El Gran Puzzle Cózmico, con el que cantamos Party Party. Joquín Carbonell, que ya estaba por allí, también cantó con nosotros. Esta vez una preciosa versión (por Iván, en la foto del ascensor con Nacho, que tocó el piano) de su tema Me gustaría darte el Mar, con el que abrimos el concierto.

Terminado éste, lo de siempre: a recoger y a buscar los coches (el de la foto no es nuestro, sino el que teníamos al lado) para salir de allí antes de que nos echasen. Al salir volvimos a encontrarnos a Jesús, de Ultraviolet, grupo tecnopop de Madrid muy interesante, que nos hizo de técnico de monitores.

Y se acabó. Las fotos del concierto son otro cantar. Además, yo no hice ninguna.

Ahora que parece que POR FIN vamos a cobrar el concierto que dimos hace 4 meses en la Expo, os pongo las últimas fotos que hice ese día tan bonito de primavera. Con esta entrada tan retrasada doy por finiquitao el tema Expo. De paso confirmaros que, como sospechaba, no fui ni a la mitad de los conciertos que quería ver en las Fiestas del Pilar, sobre todo por mi precaria salud estas semanas de cambio climático. Eso sí, estuve bailando en la Carpa del Ternasco de Aragón con Pachanga Dj, y ese fue mi único momentazo de las Fiestas. Sólo vi de lo previsto a Los peces, Pereza, Chenoa, La Casa Azul y los Pinkertones. En cambio vi con Nacho, Pepa, Pilar y Toño Novias a los Nu-Eve en El Zorro que no los tenía previstos. Y me gustaron bastante. Y de paso también, hago público mi intento de no volver a hablar de Bunbury en una temporada. Mis fans ultraconservadores, y los que me detestan, me achacan que ultimamente sólo hablo de Bunbury. Y es cierto, o sea, que dejaré descansar a Enrique una temporada, que ya sale bastante en los medios de comunicación. En lo que mis detractores y mis fans no caen es que cuando hablo de Bunbury las entradas al blog suben como la espuma, y no precisamente por mis méritos. Aunque como no pongo publicidad ni escribo mucho hace días (me he hecho adicto a muchas cosas ultimamente y no tengo tiempo para todo) poco me puede importar que se me visite mucho o no. Y no me enrollo: este fue el final de mi primer día (y el de casi todo el mundo) en la Expo. La Expo ha muerto. Viva la Expo!