Marc Almond vino, vió y venció
Me pidieron vía Octavio Margot que hiciese para el Heraldo digital, la crítica del concierto del Marc Almond en el Oasis el pasado miércoles. Como he estado de parrandeo por Barcelona (por favor, si alguien hizo fotos en el FEA Festival, que las destruya inmediatamente) no sé si la han publicado o no, ni sé donde. Yo por si acaso os la transcribo que me quedó muy mona.Las fotos otro rato.
Asistir a un concierto de Marc Almond es, además de una obligación para todo seguidor de la música de los 80s que se precie y un acto de fe para sus seguidores, que los tiene a miles, casi tantos como detractores, toda una incógnita. La carrera del señor Almond se ha distinguido desde sus inicios por su investigación, experimentación y versatilidad.
Lejos de acomodarse en el papel adoptado por otros líderes de grandes grupos ochenteros afines a lo que podría haber sido su carrera en solitario, como Holly Johnson de Frankie goes to Hollywood o Jimmy Somerville de The Communards, el exlider de Soft Cell (proyecto que su culo inquieto resucitó con buen resultado hace unas temporadas) decidió zanjar su grupo mater en pleno éxito y lanzarse de lleno a investigar sobre los torrentes musicales que surgían de tan pequeño cuerpecito.
A lo largo de sus más de 15 discos, entre sus proyectos más conocidos y su larga carrera en solitario, y casi 30 años ya de escenarios, ha tocado casi todos los estilos que pueden imaginarse dentro de la música, desde el tecnopop inicial, el cabaret, el flamenco britanizado, la canción de autor, el glam, el rock, la música de cámara e incluso los coros rusos. Todo bien triturado, desmenuzado y digerido por su impoluta voz y su avidez musical desbordante. Ni siquiera el señor Almond se quedó en su papel de crooner maldito, como su nuevo amigo Antony, o de cantante de versiones, pese a que sean estas las que más fama le han dado desde su inmortal adaptación de Tainted Love a la menos memorable Something's Gotten Hold Of My Heart.
Por eso es mejor enfrentarse a un concierto de Marc Almond (o incluso a sus discos) con la mente despejada, el alma ligera y el cuerpo preparado para lo que sea: porque puede pasar de todo.
Ni siquiera sus acompañantes podían aclararnos la incógnita: el pianista Martin Watkins, el guitarrista Neal X (otro superviviente ochentero, cuando fue todo un sex symbol junto a Tony James y sus Sigue Sigue Sputnik, con los que todavía gira convertido en cantante), que ha colaborado con Marc en distintas ocasiones, y la arpista americana Baby Dee, proveniente de esos trangresores planetas de la órbita de Antony and the Johnsons o Current 93, que hizo el papel de telonera y anfitriona del espectáculo.
Y Marc por supuesto no defraudó. Porque ante todo es uno de nuestros grandes mitos musicales vivos (por un pelo: un terrible accidente de moto estuvo a punto de privarnos hace unos años de sus genialidades) y sobre todo un intérprete como la copa de un pino. Sólo tenía que escoger un buen repertorio entre sus múltiples grabaciones, y la noche estaba ganada. Y así fue. Un bello repaso a su carrera, con temas de Soft Cell, Marc and the Mambas, su tributo a Jacques Brel (qué preciosa su adaptación al inglés de Ne me quitte pas), sus primeros discos, los últimos, autoparodias (Jackie, impagable) y un arranque acústico con un estupendo Neal X (el que tuvo retuvo) que no necesitó de ritmos para meter marcha al respetable.
Un gran artista, rodeado de peculiares y grandes músicos y un gran repertorio que casi nos hizo olvidar que todos estábamos deseando que llegase su obra maestra, Say hello, wave goodbye. Pero llegó. Y nuestros más oscuros deseos se hicieron realidad con este crooner del submundo.
Marc, tómanos. Somos todos tuyos.
Opiniones recogidas al azar:
Pepón: No conozco mucho su obra, pero me ha impresionado. Lo único negativo es que no deje fumar!
Kiko: Marc es un artista imprescindible. Sin estar en primera fila su influencia y personalidad son claras y claramente relevantes todavía.
Maria José: no quería perdérmelo por nada del mundo. Marc Almond en Zaragoza al fin!! Como negativo: alguna más de Soft Cell para sus viejas fans.
Lejos de acomodarse en el papel adoptado por otros líderes de grandes grupos ochenteros afines a lo que podría haber sido su carrera en solitario, como Holly Johnson de Frankie goes to Hollywood o Jimmy Somerville de The Communards, el exlider de Soft Cell (proyecto que su culo inquieto resucitó con buen resultado hace unas temporadas) decidió zanjar su grupo mater en pleno éxito y lanzarse de lleno a investigar sobre los torrentes musicales que surgían de tan pequeño cuerpecito.
A lo largo de sus más de 15 discos, entre sus proyectos más conocidos y su larga carrera en solitario, y casi 30 años ya de escenarios, ha tocado casi todos los estilos que pueden imaginarse dentro de la música, desde el tecnopop inicial, el cabaret, el flamenco britanizado, la canción de autor, el glam, el rock, la música de cámara e incluso los coros rusos. Todo bien triturado, desmenuzado y digerido por su impoluta voz y su avidez musical desbordante. Ni siquiera el señor Almond se quedó en su papel de crooner maldito, como su nuevo amigo Antony, o de cantante de versiones, pese a que sean estas las que más fama le han dado desde su inmortal adaptación de Tainted Love a la menos memorable Something's Gotten Hold Of My Heart.
Por eso es mejor enfrentarse a un concierto de Marc Almond (o incluso a sus discos) con la mente despejada, el alma ligera y el cuerpo preparado para lo que sea: porque puede pasar de todo.
Ni siquiera sus acompañantes podían aclararnos la incógnita: el pianista Martin Watkins, el guitarrista Neal X (otro superviviente ochentero, cuando fue todo un sex symbol junto a Tony James y sus Sigue Sigue Sputnik, con los que todavía gira convertido en cantante), que ha colaborado con Marc en distintas ocasiones, y la arpista americana Baby Dee, proveniente de esos trangresores planetas de la órbita de Antony and the Johnsons o Current 93, que hizo el papel de telonera y anfitriona del espectáculo.
Y Marc por supuesto no defraudó. Porque ante todo es uno de nuestros grandes mitos musicales vivos (por un pelo: un terrible accidente de moto estuvo a punto de privarnos hace unos años de sus genialidades) y sobre todo un intérprete como la copa de un pino. Sólo tenía que escoger un buen repertorio entre sus múltiples grabaciones, y la noche estaba ganada. Y así fue. Un bello repaso a su carrera, con temas de Soft Cell, Marc and the Mambas, su tributo a Jacques Brel (qué preciosa su adaptación al inglés de Ne me quitte pas), sus primeros discos, los últimos, autoparodias (Jackie, impagable) y un arranque acústico con un estupendo Neal X (el que tuvo retuvo) que no necesitó de ritmos para meter marcha al respetable.
Un gran artista, rodeado de peculiares y grandes músicos y un gran repertorio que casi nos hizo olvidar que todos estábamos deseando que llegase su obra maestra, Say hello, wave goodbye. Pero llegó. Y nuestros más oscuros deseos se hicieron realidad con este crooner del submundo.
Marc, tómanos. Somos todos tuyos.
Opiniones recogidas al azar:
Pepón: No conozco mucho su obra, pero me ha impresionado. Lo único negativo es que no deje fumar!
Kiko: Marc es un artista imprescindible. Sin estar en primera fila su influencia y personalidad son claras y claramente relevantes todavía.
Maria José: no quería perdérmelo por nada del mundo. Marc Almond en Zaragoza al fin!! Como negativo: alguna más de Soft Cell para sus viejas fans.
posted by Santi Rex at 2:59 PM
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