Thursday, January 31, 2008

Desde Bélgica con amor 2

Me colé. Me perdí en la traducción, como esa película seudomoderna tan chorras (Lost in Translation). No era en Bruselas donde iba a dar mi segunda clase maestra sobre pop maño. Era en Philippeville, otro pequeño pueblo de por aqui lleno de chicas X. A Bruselas voy mañana a petardear, que tanta vida sana va a terminar con mis neuronas. Hoy hasta he hecho una tortilla de patata de 2 cebollas, 6 patatas y 4 huevos. Una tonelada. Si es que esta cura de desintoxicación me está dejando como nuevo. Bueno, desintoxicación entre comillas, que la tortilla me ha salido carísima. Añadidle a la receta las 3 Chimays Bleu que me he zampado en su preparación. De momento la Chimay sigue ganando en mi rankin de cervezas favoritas. Incluso me salto mis propias normas de sólo una por día. De hecho en este viaje, he decidido probar sólo cervezas de etiqueta azul. Así no me lío para otras veces. Es que aqui hay infinidad, chicos. Toda una perversión para los adictos cerveceros.
Mi favorita del este de Alemania de momento es la Gaffel Blau (ya os digo que este viaje sólo pruebo azules), una Kölsch, el tipo de cerveza que se bebe en la zona de Colonia. Es un poco amarga, pero muy sabrosa. Además, no me acordaba de la estupenda costumbre que tienen en Alemania de hacer los tercios de medio litro... Ahorra muchos viajes a la barra. Aunque realmente, dejándome de machadas, tienen todas tanta graduación, que con una o dos ya vale.
Anteayer, en Chimay, el pueblo originario de mi querida cerveza. Elevado sobre un cerro antiguamente amurallado, es un precioso pueblecillo perdido por el sur de Bélgica. Una delicia que seguro que en primavera-verano está repleto de terrazas. Al menos tiene toda la pinta. Son muy dados aqui a montar terrazas en las Grandes Places de las ciudades y pueblos en cuanto hace un rayo de sol. Y Chimay además, con su castillo con su Conde y todo. Eso si, a las 6 de la tarde ni un alma por la calle, como en todo el país salvo escasas zonas de Bruselas. La Abadía donde se hace la cerveza no la vi. Me dijeron que era un feucho edificio del siglo XIX y anda que no hay por aqui cosas bonitas por ver, como pa ir de mediocridades.
Mi clase de Philippeville fue más aburrida. Era con adultos. Curiosos, eso si, pero menos receptivos a la música pop y sobre todo a discutir. Los adolescentes fueron más divertidos. Eso sí, se interesaron mucho por la Expo e incluso me compraron algunos ejemplares de Sirenas (mi idea era regalarlos, pero no me esperaba tanta gente y no me llevé tantos; la opción más salomónica fue venderlos. Sortearlos no me parecía muy justo, jeje). Escuchamos varias veces X, que incluso terminaron cantando, Me gustaría darte el mar, por aquello de la Expo, y la original de Carbonell. Como siga así me van a tener que dar una subvención como embajador de Aragón fuera de nuestras fronteras. Otros por mucho menos, cobran un porrón.
Y mañana no sé todavía qué conciertos hay en Bruselas, pero si estuviese en Zaragoza, no me perdería a Insulina Morgan, Zarápolis y Karhe, que estrenan bajista, en el Centro Cívico Delicias; y si estuviese en Madrid, pues iría de cabeza a ver a los Tako en la Sala Heineken (antigua Arena) a agitar la melena como un loco. Al final me voy a tomar en serio mi labor propagandística.
Como no sé si me conectaré desde Bruselas, pues eso. Que os vaya bien. Desde la fría y ventosa centroeuropa (vamos, como en casa), á bientôt!

1 Comments:

Blogger xpandelia said...

Santi, ¿Cuándo vas a retomar el blog?

Me aburro, me aburro, me aburro...!

besicos

carlos

4:25 PM  

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