El Manga alemán: Tokio Hotel vs. Cinema Bizarre
Tokio Hotel son la nueva sensación del rock europeo. Desde Rusia hasta España arrasan entre quinceañeras ávidas de rock cañero nirvaniano y sobre todo ávidas de nuevos ídolos teen como los hermanos Kaulitz y sus compañeros de banda. Y es que son perfectos para el consumo masivo de niñas y adolescentes que periódicamente ensalzan grupos musicales (normalmente mucho menos agresivos) que suelen terminar en el olvido escasos años después. Los Tokio tienen a su favor que son un montaje creados por sí mismos, y no en factorías de producción como suele ser el caso de las boysband típicas o los grupos de chicas prefabricados, desde las Supremes a las reinas del girlpower, las parece que definitivamente desaparecidas Spice Girls, que tanto arrasaron hace unos años entre el mismo tipo de público que ahora ensalza propuestas infinitamente más macarras.
Tienen también a su favor que son muy jóvenes y muy buenos músicos. Y guapos, por supuesto, aunque no sé yo si debajo de toda esa capa de maquillaje no habrá todavía una buena explosión de acné purulento. Y es que una banda formada con apenas 14 años, que alcanza semejante éxito antes de cumplir los 18, y sobre todo con semejante soltura escénica, atrae, como mínimo, la atención. Por contra, es su propia juventud y su propio éxito los que les van a hacer darse de narices contra la bienpensante crítica rockera especializada que no va a atender ni una pizca a su música y va a desestimar a la banda simplemente por su juventud y por su innegable éxito entre el publico femenino recién salido de Los Lunnis. La crítica, por norma, jamás aceptará como buena una banda como Tokio Hotel, como por ejemplo, tampoco aceptó en su momento a los Héroes del Silencio, por su juventud, belleza y éxito. Y es ahí donde me gustaría poner mi voto a favor de los chavalines éstos, porque detrás de su muralla de fama, hay un grupo aguerrido y muy profesional, que envenena hábilmente las mentes de millones de pequeñas europeas que, quién sabe, quizá despierten al rock o a la música pop gracias a este fenómeno de masas.
Musicalmente no me llaman nada la atención, eso si, porque hacen un rock trasnochado y grungero heredero de fórmulas requetemanidas como Nirvana o Pearl Jam, e influencias del heavy metal más salchichero que tanto gusta por el norte de Europa. Pero eso sí, estos zagales meten una de ruido que da gusto. Y tienen algún baladón bastante conseguido.
Realmente decidí hacerles un poco de caso cuando vi en las imágenes de la Berlinale la entrada triunfal por la alfombra roja de Bill Kaulitz, su cantante, con ese look chirriante y sobre todo con esa presencia y glamour de las grandes estrellas del rock, con apenas 18 años. Realmente impactante y carismático este chico. Espero que no acabe como otros jóvenes ídolos adolescentes o algunos de nuestros mártires más llorados…
Pero si lo que más me llama la atención, aparte de su envidiable éxito, de los Tokio Hotel es el descarado y bien llevado aspecto filonipón del señorito Kaulitz (aparte de mi curiosidad por los grupos que cantan en alemán, aunque luego traduzcan sus canciones -qué buen motivo para los estudiosos de los fenómenos que de repente a un montón de adolescentes españolas les de por estudiar alemán como les dio a un montón de alemanas por estudiar español debido al impactante éxito allí de los creadores de Entre dos Tierras-). Me recordó de inmediato (e incluso antes de dejarse esa melena puntiaguda tan Siouxsie que lleva ahora) a los grupos musicales japoneses tan preocupados por su imagen (y tan poco por su música) que se dieron en los 90s en el país del sol naciente, agrupados bajo la etiqueta de Visual Kei, algo así como Fashion Pop o para entendernos, a ver quién lleva las pintas más estrambóticas, donde la música apenas tenía importancia o relevancia, y sí el aspecto visual del espectáculo.
Tienen también a su favor que son muy jóvenes y muy buenos músicos. Y guapos, por supuesto, aunque no sé yo si debajo de toda esa capa de maquillaje no habrá todavía una buena explosión de acné purulento. Y es que una banda formada con apenas 14 años, que alcanza semejante éxito antes de cumplir los 18, y sobre todo con semejante soltura escénica, atrae, como mínimo, la atención. Por contra, es su propia juventud y su propio éxito los que les van a hacer darse de narices contra la bienpensante crítica rockera especializada que no va a atender ni una pizca a su música y va a desestimar a la banda simplemente por su juventud y por su innegable éxito entre el publico femenino recién salido de Los Lunnis. La crítica, por norma, jamás aceptará como buena una banda como Tokio Hotel, como por ejemplo, tampoco aceptó en su momento a los Héroes del Silencio, por su juventud, belleza y éxito. Y es ahí donde me gustaría poner mi voto a favor de los chavalines éstos, porque detrás de su muralla de fama, hay un grupo aguerrido y muy profesional, que envenena hábilmente las mentes de millones de pequeñas europeas que, quién sabe, quizá despierten al rock o a la música pop gracias a este fenómeno de masas.
Musicalmente no me llaman nada la atención, eso si, porque hacen un rock trasnochado y grungero heredero de fórmulas requetemanidas como Nirvana o Pearl Jam, e influencias del heavy metal más salchichero que tanto gusta por el norte de Europa. Pero eso sí, estos zagales meten una de ruido que da gusto. Y tienen algún baladón bastante conseguido.
Realmente decidí hacerles un poco de caso cuando vi en las imágenes de la Berlinale la entrada triunfal por la alfombra roja de Bill Kaulitz, su cantante, con ese look chirriante y sobre todo con esa presencia y glamour de las grandes estrellas del rock, con apenas 18 años. Realmente impactante y carismático este chico. Espero que no acabe como otros jóvenes ídolos adolescentes o algunos de nuestros mártires más llorados…
Pero si lo que más me llama la atención, aparte de su envidiable éxito, de los Tokio Hotel es el descarado y bien llevado aspecto filonipón del señorito Kaulitz (aparte de mi curiosidad por los grupos que cantan en alemán, aunque luego traduzcan sus canciones -qué buen motivo para los estudiosos de los fenómenos que de repente a un montón de adolescentes españolas les de por estudiar alemán como les dio a un montón de alemanas por estudiar español debido al impactante éxito allí de los creadores de Entre dos Tierras-). Me recordó de inmediato (e incluso antes de dejarse esa melena puntiaguda tan Siouxsie que lleva ahora) a los grupos musicales japoneses tan preocupados por su imagen (y tan poco por su música) que se dieron en los 90s en el país del sol naciente, agrupados bajo la etiqueta de Visual Kei, algo así como Fashion Pop o para entendernos, a ver quién lleva las pintas más estrambóticas, donde la música apenas tenía importancia o relevancia, y sí el aspecto visual del espectáculo.
Liderados en un principio por los X Japan, pioneros de esta fashion music, este movimiento musico-visual, aglutina, mezcla, bate y machaca todo los estilos estéticos de la música pop occidental desde Elvis al electroclash, pasando por los rockers y los mods, los nuevos románticos, el beat, las lolitas, el afterpunk, el glam y todos los estilos que ha dado el pop de los últimos 60 años. Los más conocidos fuera de Japón, al menos por aquí, han sido Malice Mizer, una especie de Mecano gótico de impecable factura estética y escénica, que incluso llegaron a abrir cadenas de tiendas inspiradas en sus vestimentas, a medio camino entre los samurais, el gótico romántico europeo y las modas afterpunk del Batcave londinense. Y sólo con apenas un par de temas salvables para el gusto occidental. Pero eso sí, unos videos y unos conciertos que más quisiéramos cualquier grupo para nosotros mismos. Pero pasada la euforia desatada en los 90s en Japón (y en los fans de todo lo japonés en todo el mundo, que los hay y muchos) y finiquitado el movimiento con la separación de sus grupos punteros y la extraña muerte de su imagen más clara, el guitarrista de X Japan, Hideto Matsumoto “Hide”, lo que queda de aquella escena continúa su carrera a base de quedadas de manga y nostálgicos de un estilo que realmente nunca lo ha sido.
Pues Bill Kaulitz explota perfectamente ese regusto a manga japonés que tan bien le está viniendo y que seguramente le abrirá las puertas del mercado nipón como un contra-Gengish Kann que desde occidente arrasa Europa, Rusia y dentro de poco Asia y EEUU.
Pero como no hay dos sin tres ni uno sin dos, el año pasado apareció un grupo que musical y estéticamente me parecen más atractivos que los exitosos Tokio Hotel. Seguramente Cinema Bizarre no se comerán un colín dado el éxito de sus compatriotas, pero yo que soy muy fan de los perdedores, me inclino más por este nuevo grupo de Visual Kei japonés, curiosamente surgido en la Europa más fría.
Musicalmente no ofrecen nada nuevo pero sí un estilo puramente europeo, que mezcla el rock nórdico de HIM o Rasmus, los sintes bakalas de las producciones rusas tipo T.A.T.U., con la épica mesiánica de U2 o los grandes grupos ochenteros y las pinceladas imprescindibles de Depeche Mode. Y unas pintas fantásticas resultado de horas y horas de espejo y peluquería y litros y litros de laca. Algo así como las que necesita su “hermano mayor”, el delicioso Bill Kaulitz.
Pues Bill Kaulitz explota perfectamente ese regusto a manga japonés que tan bien le está viniendo y que seguramente le abrirá las puertas del mercado nipón como un contra-Gengish Kann que desde occidente arrasa Europa, Rusia y dentro de poco Asia y EEUU.
Pero como no hay dos sin tres ni uno sin dos, el año pasado apareció un grupo que musical y estéticamente me parecen más atractivos que los exitosos Tokio Hotel. Seguramente Cinema Bizarre no se comerán un colín dado el éxito de sus compatriotas, pero yo que soy muy fan de los perdedores, me inclino más por este nuevo grupo de Visual Kei japonés, curiosamente surgido en la Europa más fría.
Musicalmente no ofrecen nada nuevo pero sí un estilo puramente europeo, que mezcla el rock nórdico de HIM o Rasmus, los sintes bakalas de las producciones rusas tipo T.A.T.U., con la épica mesiánica de U2 o los grandes grupos ochenteros y las pinceladas imprescindibles de Depeche Mode. Y unas pintas fantásticas resultado de horas y horas de espejo y peluquería y litros y litros de laca. Algo así como las que necesita su “hermano mayor”, el delicioso Bill Kaulitz.
Nada nuevo en el mundo del rock, pero una nueva vuelta de tuerca con mayor o menor fortuna. Al menos espero que Cinema Bizarre representen a Alemania frente a nuestro Chiki Chiki.
Y mucha suerte a estas pandas de niñatos germanos fans de la laca y el pintauñas. Como decían los Tequila en una de sus redondas canciones: “no, no, que el tiempo no te cambie”
Y mucha suerte a estas pandas de niñatos germanos fans de la laca y el pintauñas. Como decían los Tequila en una de sus redondas canciones: “no, no, que el tiempo no te cambie”
5 Comments:
La verdad es que vi a esto chavales de Tokio Hotel hace ya un tiempo en la tele y no me hicieron demasiada gracia, Pero hace poco encontrelos en un disco colectivo llamado "Make Some Noise, Save Darfur", un doble CD benéfico de Amnesty International para recaudar fondos para paliar el desastre de Sudán. Todas las canciones son covers de John Lennon, y los postmenores alemanes se despachan un sensacional "Instant Karma". Habrán heredado los discos de Lennon de sus padres?
Un saludo
He encontrado un video con la cancion de marras: http://www.youtube.com/watch?v=HlBPaoou0Uo
Mucho gusto, Santi
saludos y felicitaciones
(por su blog, por el regreso de Niños, por el video de su single nuevo que está muy bueno, por sus uevas canciones, por las antiguas, porque se le sigue viendo regio a su edad, no como a otros que ya les cuelgan los pellejos, y ni que decir que destrozo tienen por manos)
Yo siempre le apoyo aquí, desde Perú.
Santi, hacer una comparación entre "Tokio Hotel" y Enrique, Pedro, Juan y Joaquín, me parece desproporcionadísimo.
Tu mejor que nadie sabes que detrás de Héroes había desde el primer minuto(y hay) un "algo" que estos germanos ni alcanzan a acariciar.
El fenómeno "Teen" en el caso de Héroes fue algo tan circunstancial y efímero que ahora causa risa. Mientras que detrás de Héroes estábamos, a partes iguales, seguidores que aún hoy a los 33 años somos devotos, y niñatas sin criterio.
Detrás de "Tokio Hotel" solo hay de esto último.
Claro que, desde hace años solo hay de esto último en general así que casi que me rebato el argumento a mi mismo.
Pero insisto en que no resisten comparación ni como ejemplo.
Un saludo.
Jeje. Ya lo sé Freakbeast; era sólo una exageración. Una pequeña bromilla malévola.
Aun así, aun guardo como oro en paño aquel Picture Disc con el careto del bello Bunbury en un lado casi a tamaño natural para mayor deleite de sus fans adolescentes...
Los buenos grupos de rock, si están buenorros, tienen más éxito.
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