La España cañí

Mientras guardo mi mantilla y mi capirote de nuevo en alcanfor para el año que viene, y ensayo mis nuevos pasos de Tecktonik, reflexiono sobre la España profunda y el Chiquilicutre. Este país, pese a todo, es el único en el que merece la pena vivir. Me siguen impactando las procesiones aunque me parecen terriblemente cutres. Los pasos son de un kitch propio de "todo a cien" chino, con esos dorados, esas flores, esas velas falsas... y los tambores están cada vez más cercanos a la batukada (con un tambor y un bombo no se puede crear gran cosa) que a algo más espiritual y menos tribal, pero sin embargo tienen un atractivo que supera creencias y principios.

¿Hay algún país en este mundo tan extremo y a la vez tan superficial como el nuestro?

Dudo que los folklores típicos de la Semana Santa puedan conmover mi espíritu, pero me siento totalmente solidario con esta forma nada pudorosa de limpiar los trapos sucios: nada mejor para el atajo de pecadores que somos los españoles, que unos días de escarnio y sacrificio público. Así podemos seguir gozando unos meses más con la frente bien alta y disfrutar de nuestros bien merecidos pecadillos.

Y el lunes, a seguir fastidiando a los demás.