Zaragoza flota

Si hijos míos, Zaragoza flota. Emerge de las aguas, de las obras, de la tiranía municipal, de los chanchullos, de la luchas políticas... Menos mal que no tenemos metro y que aqui, como mucho, te caes en un ahujero que surge por generación expontanea.

La Zaragoza veraniega se refresca reventando sus entrañas para disfrute de pequeños y mayores y para contribuír un poco más, al caos circulatororio e urbanístico.

Nuestra ciudad es ya, según algunas estadísticas, la ciudad española con los pisos más caros después de Barcelona. Y es que ser una ciudad exposicionable se paga.

Si no quisiese tanto a este pequeño manicomio y no me lo pasase tan bien aqui, si fuese un poco más aventurero o no me atasen mis vínculos y mi vagancia, diría adios a esta ciudad subrealista y a veces incomprensible. Aunque quizá es la edad. O que ya no seguimos los mismos caminos. O que cada vez estoy más convencido que las grandes ciudades son para ir de vacaciones y no para vivir. Y es que esta cidudad cada vez se está pareciendo más a una gran ciudad. Para bien o, seguramente, para mal.

De momento, seguiremos atentos a ver en qué nueva calle podemos sacar de nuevo nuestros barquitos de papel...